Sostenibilidad en Acción: estrategias corporativas con foco en ESG

Desde 2016, desde el Centro Nacional de Responsabilidad Social Empresaria y Capital Social de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA), relevamos cada año las últimas tendencias claves que reflejan algunas de las preocupaciones actuales de las compañías de la región, respecto al desarrollo sostenible y la responsabilidad social empresaria.

En el Barómetro de confianza 2024 de la consultora Edelman, publicado el pasado mes de enero, en base a encuestas en 28 países, el 63% de los consultados manifestó confiar en las empresas, mientras que ni las ONG, ni los gobiernos, ni los medios de comunicación alcanzaron el umbral mínimo para ser consideradas confiables.

En los últimos tres años, la percepción ética de las empresas en el mundo subió casi 20 puntos.

El propio estudio encabezado por el consultor Richard Edelman, sostuvo en 2023, que una gran ventaja comparativa de las empresas, respecto a las demás organizaciones, radicaba precisamente en mantener bien en alto sus acciones de sostenibilidad, gobernanza, diversidad, equidad e inclusión y una buena política de desarrollo de personal.

La implementación de estas prácticas no solo responde a las expectativas de los consumidores y las partes interesadas, sino que también puede contribuir a la resiliencia y la competitividad a largo plazo de las empresas.

En los últimos ocho años, a partir de la aprobación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, por parte de las Naciones Unidas, cada vez más empresas han tomado estos Objetivos para alinear sus estrategias de sostenibilidad corporativa. Esto implica abordar desafíos globales como la pobreza, el hambre, la igualdad de género, el cambio climático y la producción sustentable.

Esta Agenda es una hoja de ruta que requiere para su abordaje, de un compromiso ético y honesto de la más alta gerencia, y consecuentemente también económico y financiero.

Impulsar los ODS no solo es una responsabilidad moral, sino también una estrategia inteligente que beneficia a las empresas, a las comunidades y al mundo en su conjunto, construyendo un camino hacia un futuro más justo, equitativo y sostenible para todos.

La estrategia de sustentabilidad en las empresas impulsa las acciones de responsabilidad social en dos sentidos: primero, como una nueva estrategia de negocios que se suma a las demás existentes (comercial, producción, financiera, etc.) y segundo, de manera transversal, reconvirtiendo dichas estrategias con la mirada de la sustentabilidad.

Es lógico que las primeras empresas en dar estos primeros pasos en la implantación estratégica de la sustentabilidad corporativa, hayan sido las multinacionales y las grandes, que en muchos casos avanzaron con la constitución de “Comités de Sustentabilidad”, para realizar la implementación y el seguimiento de dichas estrategias con un abordaje integral. Pero esto ya es una tendencia irreversible, que forma parte cada vez más, de los planes de negocios de las medianas y también pequeñas compañías en Argentina y la región.

Por otro lado, para el año 2024 nos encontramos con importantes novedades respecto a los criterios ESG (Ambiente, Sociedad, Gobernanza) y con referencia a sus plataformas de rendición de cuentas, mediante los reportes de información no financiera.

En 2023 se presentó una nueva versión de las Líneas Directrices de la OCDE de Conducta Empresarial Responsable, cuya primera edición data de 1976, y a las que Argentina, adhiere desde 1997. También el Pacto Global de Naciones Unidas culminó la implementación de su nueva metodología de Comunicaciones de Progreso, para sus empresas adherentes. Y asimismo, la principal iniciativa mundial en materia de reportes de información no financiera, GRI, presentó sus nuevas guías, incrementando la ambición en las materias a reportar y sus indicadores, a partir de este año.

Por otro lado, la Unión Europea, ha venido aprobando diversas normativas en materia ESG, como la Directiva sobre informes de sostenibilidad empresarial (CSRD), la Taxonomía de Actividades Sostenibles, la Directiva sobre la diligencia debida en materia de sostenibilidad corporativa, o el paquete de normas Fit for 55, orientado a la reducción de las emisiones de dióxido de carbono.

A partir del año 2024 entrarán en vigor en la Unión Europea diferentes normas que obligarán a una gran cantidad de empresas a informar sus acciones e impactos ambientales, sociales y de gobierno (ESG). Estos requisitos de la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) de la Unión Europea impulsarán un cambio sustantivo en la gestión de las empresas.

Ha llegado una nueva era de informes de ESG más estrictos. Más de cientos de métricas y objetivos integran las nuevas Normas Europeas de Información de Sostenibilidad (ESRS) publicadas por la CSRD. Y estos requisitos de informes serán de aplicación obligatoria para unas cincuenta mil empresas no pertenecientes a la UE que tienen filiales operando allí, o que cotizan en mercados regulados de la UE.

Asimismo, la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) implementó también una nueva propuesta regulatoria que exigirá la divulgación de asuntos del clima en los informes financieros.

Y en América Latina, Brasil, Chile, Colombia y México, han fortalecido la regulación ESG en sus procesos de inversión.

Brasil anunció recientemente que las Normas de Divulgación de Sostenibilidad NIIF del Consejo Internacional de Normas de Sostenibilidad (ISSB) se incorporarán a su marco regulatorio, estableciendo una hoja de ruta para su uso voluntario a partir de 2024, y obligatorio desde 2026.

En México se presentó en 2023 la Taxonomía Sostenible para sus compañías, que se diferencia por ser la única a nivel global que incorpora dimensiones ambientales y sociales, lo que permite un enfoque integral de sostenibilidad y no solo en lo ambiental, como sus predecesoras (Unión Europea, Reino Unido, Colombia).

Según la Encuesta Global de Inversionistas 2023 de la consultora global PwC, la desconfianza hacia los reportes los reportes de sostenibilidad, producto de las desagradables prácticas de greenwashing, llegó a un alarmante 94%. Los inversores no confían en los informes de sostenibilidad y estos resultados subrayan la necesidad urgente de que las empresas robustezcan su metodología de reportes no financieros.

Este informe de PwC también destaca que el 75% de los encuestados considera crucial la gestión de riesgos y oportunidades relacionados con la sostenibilidad al tomar decisiones de inversión.

En consecuencia, la publicación de estos reportes es fundamental para las empresas en función de sus propias necesidades, no solo como una herramienta fundamental para garantizar la transparencia de los negocios y la rendición de cuentas a todas las partes interesadas, sino también como una manera útil de ayudar a tomar mejores decisiones, generar resiliencia y gestionar mejor los cambios hacia una economía sostenible.

Artículo de Julián D’Angelo publicado en la Revista Desafío Exportar. Año 19. Número 224, páginas 52-54