Blockchain para el desarrollo sostenible: de las cripto a la transparencia y la trazabilidad.

El mundo financiero de las criptomonedas ha vuelto a sacudirse este último agosto, con la vuelta de la volatilidad en el Bitcoin, con caídas cercanas a un 20% desde su nivel más alto del año, alcanzado el 13 de julio en 31.818 dólares, de por sí muy lejos de su máximo histórico de u$s 69.500.

Partidarios y detractores. Ganadores y perdedores. Moneda social, sin intervención de los bancos centrales, activo de inversión o estafa piramidal. Más allá de las diversas miradas existentes, lo que resulta indudable es que las criptomonedas– de las cuales existen más de 10.000 variantes en la actualidad- han popularizado la moderna tecnología de blockchain.

Esta tecnología de cadena de datos que facilita el proceso de registro de transacciones y de seguimiento de activos en una red de negocios, de manera inalterable, remonta sus orígenes a unos treinta años. Pero su definitivo salto a la popularidad se produjo el 1° de noviembre de 2008, cuando alguien apodado Satoshi Nakamoto publica un artículo denominado “Bitcoin P2P e-cash”, donde define el mecanismo para implementar una moneda digital, que no se basaba en intermediarios, sino que era directa.

Pero la utilidad de esta tecnología en el mundo corporativo, sin lugar a duda, no se agota en su utilización para la generación de criptomonedas.

Blockchain puede ser clave también en los procesos administrativos y productivos de las compañías en búsqueda, no solo de la eficiencia, sino también, por ejemplo, de la transparencia y la trazabilidad para el desarrollo sostenible.

La trazabilidad es el compromiso ético que tiene una compañía para rastrear todos los procesos que se realizan en su cadena de valor, desde la adquisición de materias primas hasta la producción, consumo y gestión de sus residuos, para transparentar cada una de estas etapas.

Por ejemplo, en la actualidad hay tres destacadas iniciativas a nivel mundial que utilizan la tecnología de blockchain en el marco de sus políticas de desarrollo sostenible, con tres objetivos diferentes: la primera, para garantizar y demostrar la ausencia de trabajo infantil en su cadena de valor agrícola; la segunda, para exponer el origen sustentable de su materia prima ganadera; y la tercera, para promover la aeronavegación sustentable en base a combustible sostenible.

La primera experiencia es mexicana, y empezó a implementarse en 2021.

El Grupo Restaurantero Gigante, el segundo más importante de México, cuenta con unos 245 restaurantes en su país, que emplean a más de once mil trabajadores, y atiende a unos treinta millones de consumidores cada año.

Llegó a presidir, hace unos años, la Red Mexicana del Pacto Mundial de Naciones Unidas, y lleva adelante desde hace unos veinte años un programa denominado “Proyectos productivos”, que inició en su cadena de Restaurantes Toks, mediante el cual incorpora en su cadena de valor productos sustentables con un fuerte impacto socioambiental.

En el caso del café, particularmente, su preocupación proviene de que se trata de una de las actividades agropecuarias más cuestionada en el mundo por la prevalencia del trabajo infantil en sus plantaciones.

Por ello, concretó una alianza con la Universidad de Notre Dame, de los Estados Unidos, una consultora de blockchain y pequeños cafeticultores mexicanos. Mediante esta alianza se desarrolló una app específica que permite registrar y rastrear los granos de café comprados, procesados, empaquetados y vendidos en sus 245 tiendas en México, asegurando la integridad de su cadena de suministro y permitiendo diferenciar mejor los productos de café.

Así, puede conocerse el origen del café que cultiva y produce cada una de las cooperativas cafetaleras, tanto como los detalles específicos sobre el cultivo, variedades y calidad que produce cada agricultor.

En este punto esta tecnología no sólo brinda más seguridad en materia ambiental, laboral y de derechos humanos, para el consumidor, sino que además es un gran elemento diferenciador y motivante para los productores, que están orgullosos del reconocimiento de su café.

La segunda aplicación surgió en Brasil, ante el temor de la pérdida de los mercados europeos para las exportaciones de carne de los frigoríficos del grupo JBS. Por ello están utilizando tecnología de blockchain para mejorar la trazabilidad de las más de diez mil cabezas de ganado vacuno que faena diariamente, para garantizar que no provienen de tierras desforestadas ilegalmente en el Amazonas.

Finalmente, la tercera experiencia surgió producto de una valiosa alianza entre tres grandes compañías: Shell, Accenture y Amex GBT, que lanzaron una solución digital en base a blockchain, como un programa piloto para el mercado de combustible de aviación sostenible en todos sus vuelos de negocios.

Este programa de reserva y reclamación ofrecerá una cantidad de combustible suficiente para impulsar casi 15.000 vuelos individuales de viajeros de negocios de Londres a Nueva York.

Los viajeros de negocios podrán reservar sus vuelos a través de la plataforma American Express Global Business Travel (Amex GBT) y solicitar la verificación del combustible.

Shell producirá el combustible sostenible, utilizando desechos agrícolas en Rotterdam y en Singapur, mientras que Accenture contribuye con sus servicios tecnológicos y se asocia con una Fundación para usar su plataforma blockchain existente.

Tres experiencias concretas, llevadas adelante por grandes compañías en diferentes partes del mundo, y en alianzas con Universidades y Fundaciones, que demuestran que el blockchain tiene mucho para ofrecer, no solo en finanzas, sino también en favor de un mundo más sostenible.

Artículo de Julián D’Angelo publicado en la Revista Desafío Exportar. Año 19. Número 218, páginas 12-13