Las empresas frente a la pandemia: ¿Compromiso o coronawashing?
Desde hace cuatro años, cada 23 de abril se celebra en Argentina el Día Nacional de la Responsabilidad Social, fecha que conmemora la puesta en marcha en nuestro país de la principal iniciativa del mundo en materia de sostenibilidad, el Pacto Global de Naciones Unidas en 2004.
Esta celebración nos encuentra en un momento inesperado para nuestro mundo, en medio de la pandemia Covid-19, que nos plantea quizá el desafío más importante para nuestra generación, en materia sanitaria, social y económica. Y, en consecuencia, por supuesto a las empresas les toca también jugar un papel protagónico, en el marco de una crisis que las atraviesa y las impacta con dureza.
En este contexto, esta fecha representa para mí una esperanza y un anhelo.
La esperanza de que, con el esfuerzo colectivo del sector público, privado y social, encontremos las soluciones sanitarias, económicas y sociales que nos permitan superar airosos esta pandemia y recuperarnos, más temprano que tarde, de sus drásticos efectos en la economía mundial global, que se presentan como más severos que las crisis de 1930 o 2008, que el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, acaba de bautizar como coronacoma.
Y un anhelo, que como usuarios y consumidores tengamos memoria para exigirles, en su momento, a las empresas una rendición de cuentas sobre qué hicieron por nosotros en 2020.
Esta pandemia presenta a las corporaciones, diferentes riesgos y oportunidades, ante la exigencia de responder y atender a las necesidades de este novedoso contexto socioeconómico.
Así, podría hablarse incluso de una resignificación del concepto de sostenibilidad en un mundo en crisis, atravesado por nuevas problemáticas que, no reemplazan las anteriores, sino que se suman a las exigencias de triple impacto, previamente existentes.
Se pone de esta manera en juego el compromiso de las empresas con todas sus partes interesadas. Conceptos como el de desarrollo sostenible y la responsabilidad social, no solo que cobran más importancia, sino que además se vuelven imprescindibles para dar respuesta, de manera colectiva como sociedad, a los desafíos de este mundo en crisis.
Así, puede verse, por un lado, que las empresas que tenían incorporada en su misión y sus valores la mirada responsable de la sustentabilidad, lo siguen haciendo y fueron las primeras en reaccionar positivamente. Mientras que por el otro, las compañías que solo hacían greenwashing con sus figurativas prácticas de responsabilidad social, siguen cometiendo los mismos errores de siempre, dando lugar ahora a un nuevo fenómeno de la simulación empresaria: el coronawashing.
Por eso desde el Cenarsecs de la Universidad de Buenos Aires pensamos que era útil llevar adelante un estudio metódico y objetivo de estas diferentes actividades implementadas por las compañías en respuesta a esta crisis, para poder extraer un valioso aprendizaje de esta experiencia dramática, dando lugar a un Banco de Buenas Prácticas Empresarias Socialmente Responsables.
Y esto, finalmente, nos ayudará también a valorar en la práctica de que hablamos, cuando hablamos de responsabilidad social.
Agencia Telam y otros medios: 23/4/2020.